Enigma of an early autumn afternoon. Ariadne, sleep. She sleeps and sees eternally with her closed statue eyes. She doesn't know what year it is, or if the wind blows from the East or from the West, or if the sun is appearing or hiding beneath the horizon. She doesn't need to know these things. She only waits with urgency for the time when the truth will emerge inside her like an arrow. She wants to be alone to see, behind her sadness, what numeral system connects the human anatomy to the dreams, desire to her great body, which is, to her regret, the world. Wind, wind, and the battle begins terribly. Cracked skulls fall to the earth and one can observe, scattered, the remains of a gridded and credible city. Strange beatitude of the battles lost beforehand. Now the sun lingers up high, in the center of the heavens, and the sleeping statue, like a block of eternity, lets her soul take pleasure in the contemplation of her blindness, source of all vision.
Enigma de un mediodía de otoño. Ariadna duerma. Eternamente duerme y mira con sus ojos cerrados de estatua. No sabe qué año es, ni si el viento sopla del Este o del Oeste, ni si el sol está surgiendo u ocultándose en el horizonte. No necesita saber estas cosas. Ella solo espera con urgencia el tiempo en el cual la verdad emergerá adentro de sí como un flecha. Quiere estar sola para ver, en el revés de su tristeza, qué sistema numeral comunica la anotomía humana con los sueños, el deseo con ese gran cuerpo suyo, a pesar suyo, que es el mundo. Viento, viento, y la batalla comienza terrible. Los cráneos partidos caen a tierra y es possible advertir, desperdigados, los restos de una ciudad cuadriculada y fehaciente. Extraña beatitud de los combates perdidos de antemano. Ahora el sol se detiene en lo alto, en el centro del cielo, y la estatua dormida, como un bloque de eternidad, déjà que su alma se solace en la contempación de su ceguera, adonde ocurre toda vision.